El Derecho a No Obedecer

¿Por qué hay que proteger el derecho a la protesta y evitar su instrumentalización en Colombia?

En sus seis años, El Derecho a No Obedecer ha defendido y cualificado la protesta social y la movilización pacífica. En el marco de nuestro aniversario queremos hablar sobre las preocupaciones que nos dejan los llamados a la protesta de los últimos meses en Colombia.

La primera línea de trabajo de El Derecho a No Obedecer y, quizá una de las más conocidas, es movilización y protesta pacífica. Desde 2018 le hemos apostado a que cada vez más la protesta sea un instrumento de visibilización, juntanza e incidencia para transformar las realidades injustas en nuestro país y región. Yo en otrxs, fue uno de nuestros primeros lemas. 

Escarbando en el pasado y parafraseando algunos de esos primeros conceptos organizacionales, Yo en otrxs busca crear vínculos entre “otrxs” y “nosotrxs”, entendiendo que somos diferentes pero similares, que “nosotros somos los otros de los otros”. Siempre teniendo presente que, con cada otrx que muere o se excluye, se destruye un universo entero, que también es nuestro universo. 

La protesta ha sido tradicionalmente criminalizada, señalada como “algo malo” y “de los malos”, y ahora no importa la orilla ideológica política, porque tanto movimientos y gobiernos de derecha e izquierda la utilizan como medidor de fuerzas. Las marchas para protestar son una forma de movilización o manifestación social, pero no la única. Es importante saber que se convoca a marchar para exigir demandas, pero también para conmemorar hechos o incluso para festejar (la protesta tiene una gran herencia de las marchas militares, coronaciones y otras celebraciones públicas de tiempos preindustriales).

Durante los últimos meses, en Colombia ha sido evidente el llamado que desde diferentes sectores invita a ocupar las calles. Si bien esto puede ser visto como un rasgo característico y protegible en entornos democráticos, preocupan varias cosas: ¿por qué persiste la violencia en las protestas?, ¿es la protesta un derecho/privilegio de la izquierda y/o la derecha?, ¿más o menos protestas son un buen indicador de democracia y gobernabilidad’, ¿cuándo es legítimo y oportuno que un gobierno llame a protestar?, ¿qué ha pasado con el discurso de derecha que satanizaba a las protestas como instrumento de los “malandros”?, ¿por qué el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), ahora llamado Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO) sigue sin ser reformado más allá del nombre?, ¿hasta dónde es nocivo el llamado del presidente Gustavo Petro a ocupar las plazas en medio de su crisis innegable de gobernabilidad?

Si bien Petro llegó al poder con apoyo de las movilizaciones en la calle, hoy es muy cuestionable que siendo gobierno siga llamando a ocuparlas para presionar a congresistas y otros actores clave para que sus reformas salgan adelante. No pone de manifiesto en su discurso (y en sus tweets mal escritos) la consigna Yo en otrxs y, en cambio, esfuerza imaginarios de Yo y otrxs, o peor aún, posiciona vehementemente el Yo u otrxs. Unxs son el pueblo y otrxs son lxs empresarios, unxs son el pueblo y otrxs lxs uribistas, unxs son el pueblo y otrxs son lxs boicoteadores de las reformas. No hay que caer en este juego de dualidades, cuando nos ha costado tanto empezar a reconocernos como parte de un todo.

En los próximos años, El Derecho a No Obedecer no dejará de exigir medidas a las autoridades para que la protesta sea un instrumento real y protegido, en donde marchar no nos ponga en riesgo ni seamos objeto de persecución policial. Desde nuestras iniciativas seguiremos transfiriendo capacidades a jóvenes y mujeres para ejercer su derecho a la protesta pacífica, estética, artística, plural y con objetivos de incidencia, además de fortalecer las capacidades necesarias para evitar la instrumentalización, generando conciencia sobre cuándo, por qué, dónde, con quién(es), cómo y para qué salir a las calles, a exigir o a festejar. 

Hoy me preocupa enormemente estas preguntas, quizá porque no muchas personas nos las estamos haciendo, y mientras tanto el gobierno y la derecha nos llaman como si fuéramos totalmente ingenuxs a acompañar, sin cuestionar ni atisbar, su “medición de fuerzas”. 

Pueblos en que la juventud no piensa, por miedo al error y a la duda, están destinados a ser colonias.

Una Tesis – El Derecho a No Obedecer. Fernando González, 1919.

El Derecho a No Obedecer

Contacto

¿Te gustaría conversar con nosotros? Envíanos un mensaje a través de comunicacionesdano@otraparte.org y te contactaremos lo más pronto posible

Newsletter

Suscríbete a nuestro Newsletter para recibir más actualizaciones y muhco más
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS 2022 | POLÍTICAS DE PRIVACIDAD | TÉRMINOS Y CONDICIONES

Web realizada por WIDU Marketing